jueves, 17 de enero de 2013

Doberman



Elodia Espinoza. La calle de arriba, ahí estaba, yo no vivo por ahí, vivo más al norte, noroeste, ahí estabamos en un tianguis parecido a esos como los que hay en el puerto.  Curioso puesto de no recuerdo que, la verdad no recuerdo, pero ahí estabas, te veías contenta y atareada. Era un puesto bonito.

No sé qué pedo, había algo que no era de ahí, gente extraña, me gusta creer que soy un chamán y qué me comunicaba con ellos, uno se nos acerco, como la gente que siempre se nos acercaba, y me dijo que así no se hacía. Tomo algunos abalorios, si…creo eran abalorios y comenzó a armar algo, me viste  a los ojos y reíste, yo debí hacer algo como alzar los hombros y continuamos.
De vuelta en mi casa, Salí y vi que estabas  en la hamaca, cuando me acerque para jalar la cuerda y sacudirte un poco me di cuenta que estabas dormida, levante la vista y vi los arboles, contemple pensativo.

Elodia Espinoza  ¿curioso no?

Y pues me botaron de la facultad. Fui lo suficientemente  ingenuo para creer que yendo a la clase y sonreírle a la ingeniera todos los días coquetamente sería suficiente para aprobar. Pasa también que estudiar me resultaba complicado porque tengo una asombrosa asociación de ideas, digna de presumir pero llego a detestar. Podría echarte la culpa, pero nadie la tiene, estas cosas pasan, la pestaña en el plato, los semáforos rojos. La verdad es que se trataba de  una maestra difícil. Legal dudee.

No sé que siga, caer unos semestres abajo con la re matriculación o simplemente abrirme a la verga, estudiar otra cosa, o no estudiar, nunca me gusto la escuela,  de verdad, solo lo hacía por disciplina, pero llega el momento en que la valla es muy baja, el dique muy débil y todo se rompe. Se abre…sepa. Pero que no se lea triste o derrotado amiguitos, he adquirido mucha paciencia estos últimos tiempos, cada vez soy más cínico también.

Ah Goliath, hace días me ladraste como si fuera un intruso y ahora estas mis pies, tengo buena vibra pensé. Goliath volvía a desconocerme siempre que hacia un movimiento violento. Toño decía que era un perro mongol.  Y pues ahí estaba yo bebiendo con mis primos de mis primos y sus perros Duque Y Goliath, se acurrucaban. Con sus uñas manchadas de verde por trabajar con fierros, Toño bebía de su vaso, ese día bebimos mucho, decíamos que José tenía la mano ligera al servirnos.

Toño contaba historias acerca de sus múltiples trabajos, y de sus esposas, fácil debe tener 6 hijos, todos de diferente madre, dice que es una basura y rie socarronamente. Es un tipazo, sabe más de ingeniería y construcción que cualquiera que fuera conmigo en la escuela. El día anterior se la había hecho de a pedo a su hermano y ya cuando empezó a putear al perro lo corrieron de la casa. Me recordó un poco a mí y mi desmadre de la fiesta post foto de generación. Otro  doberman algo mongol, al  igual que Goliath el perro, desconocemos.